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  • Garras y Patas

Siete claves para evitar los destrozos de tu perro


Sin duda los destrozos que provoca un perro es uno de los problemas que más complican y dolores de cabeza le causa a la mayoría de los amos.

Un perro criado como una persona, es decir humanizado, con un excesivo apego y dependencia de ellos, con espacios reducidos, sin contacto con su medio social o nula descarga energética, con mucha certeza se convertirá en un “perro problema” o una pequeña maquina de morder todo lo que encuentre en su camino.

El desconocimiento de las causas basales que dan origen a las conductas destructivas muchas veces hace actuar a los amos de manera equivocada, recurriendo al castigo físico, la reclusión e inclusive el abandono.

Es importante entender que detrás de toda conducta inadecuada de un perro existe un origen y la mayoría de las veces éste se relaciona con las malas acciones y decisiones de sus dueños.

No existen “perros malos” o perros que se “desquiten”, solo actúan según les dictan sus instintos y sus emociones. Son un espejo de los ambientes en que se desarrollan.

Consejos:


  • Elige al perro adecuado a tu estilo de vida, al espacio y al tiempo que dispongas para darle.

  • No humanizar a tu perro para evitar el hiperapego originado en la “ansiedad por separación”.

  • Asegúrate que disponga siempre de juguetes para morder adecuados donde pueda descargar su estrés mandibular. Juguetes de goma dura como el “Kong” son excelentes para este propósito.

  • Existen en el mercado soluciones amargantes que son una alternativa muy efectiva para proteger todos aquellas cosas que tu perro haya mordido o que eventualmente pudiera morder.

  • Propíciale un hábitat agradable y entretenido para que su mente no se vea afectada por tus períodos de ausencia. Los aromas dulces y la música tranquila son perfectos.

  • Llévalo a pasear diariamente por períodos no inferiores a los 30 minutos procurando que satisfaga sus instintos y que además que sociabilice de manera correcta con otros individuos y con su entorno.

  • Establece con el la relación jerárquica que corresponde enseñándole ejercicios de obediencia tanto dentro como fuera de la casa. El cachorro puede empezar a ser educado a partir de los 2 meses.

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